Durante el envejecimiento, diferentes regiones faciales pierden colágeno y elasticidad, provocando la flacidez de la piel.
La contracción muscular repetitiva conduce al desarrollo de líneas de expresión, predominantemente en las áreas glabelar (entrecejo), frontal y periocular (patas de gallo). Por lo tanto, estas áreas, han sido blanco de técnicas de rejuvenecimiento, entre las cuales la toxina botulínica tipo A es el tratamiento no quirúrgico más popular a nivel mundial.
La toxina botulínica actúa como un relajante muscular, bloqueando la liberación del neurotransmisor acetilcolina, un mensajero clave para las contracciones musculares, reduciendo o erradicando así la apariencia de las líneas de expresión.
La popularidad de los tratamientos con toxina botulínica se evidencia en el 80% al 90% de los pacientes que informan estar satisfechos con su tratamiento, muchos de los cuales afirman que recomendarían el tratamiento a otros.
EVIDENCIA CIENTÍFICA
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